La crisis de octubre, El mundo al borde de una guerra nuclear

Del 22 al 28 de octubre de 1962 Estados Unidos conminó a la URSS a retirar los cohetes y armamentos estratégicos situados en territorio cubano. La respuesta de Cuba fue dar la orden de combate para garantizar la defensa de la patria amenazada. Durante los días que duró la crisis el pueblo se mantuvo movilizado, dispuesto a defender sus conquistas. Decisión unilateral de la dirección soviética de retirar los misiles de Cuba.  Conocida internacionalmente como Crisis de los misiles en Cuba y en la Unión Soviética como Crisis del Caribe (Карибский кризис). Es dentro de la confrontación histórica entre Cuba y los Estados Unidos, y en opinión de especialistas de todas las relaciones internacionales contemporáneas, el incidente más peligroso por el que atravesaron ambos países y el mundo durante el período de la Guerra Fría. De la larga lista de agresiones del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, reviste singular importancia lo ocurrido en la semana comprendida entre el 22 y el 28 de octubre de 1962. La Crisis de Octubre de 1962 fue la primera vez en que la humanidad se vio al borde de la guerra nuclear, a punto de regresar al hacha de piedra. “tenemos que pagarle con la misma moneda –a los Estados Unidos-, darles a probar su propio remedio, y obligarlos a sentir en su propio cuerpo lo que significa vivir colimados por armas nucleares“ Por entonces, hacía tres años que había triunfado la Revolución Cubana; durante los cuales el gobierno norteamericano trató de derrocar al gobierno revolucionario en diversas formas sin lograrlo, incluyendo la derrota sufrida por la invasión mercenaria en Playa Girón, en abril de 1961. Esa derrota resultó sumamente humillante para el nuevo presidente de los Estados Unidos, J. F. Kennedy, al decir de su hermano y de algunos de sus asesores directos. La derrota no llamó al presidente John F. Kennedy a la cordura sino a la revancha. La Comisión Taylor, designada por el mandatario para analizar el citado fracaso, recomendó “emprender nuevas medidas político–militares, económicas y propagandísticas contra Castro“, lo que sirvió de base para la preparación y puesta en marcha de un nuevo plan de operaciones encubiertas, es por ello que a fines de 1961 se organizó la Operación Mangosta, la que debía aportar el pretexto para realizar una nueva invasión a Cuba, esta vez con las fuerzas armadas norteamericanas. Esta proposición fue analizada los días 21 y 24 de mayo de 1962 en Moscú, por los máximos dirigentes del Partido soviético y por la jefatura de sus Fuerzas Armadas. En la segunda reunión fue aprobada la proposición presentada, quedando pendiente a la aprobación de la parte cubana; para hacer la proposición a los dirigentes de la Isla fue enviada con urgencia una comisión de alto nivel. La comisión llegó a La Habana el 29 de mayo y esa misma noche expuso el objetivo de su viaje al Primer Ministro, comandante Fidel Castro, quien expresó que en ese momento entendió que ellos estaban interesados en instalar los proyectiles, pues eso habría significado un cambio en la correlación de fuerzas y una mejoría en la posición militar de la Unión Soviética y de todo el campo socialista. El dirigente cubano hizo algunas preguntas y planteó que necesitaba reunir a la dirección del país para informar y tomar una decisión. Fidel Castro Ruz El 10 de junio se realizó en Moscú una nueva reunión al más alto nivel, en la que se aprobó definitivamente el traslado de los cohetes nucleares a Cuba. El 13 de junio, el ministro de Defensa de la URSS firmó las directivas para los jefes superiores de las tropas que participarían en la operación. En ellas se planteaban las misiones, la composición numérica, los tipos de armamento y otras medidas, especificándose que todo sería ejecutado en total secreto. El 20 de junio de 1962, el Estado Mayor General de la URSS aprobó la jefatura y composición de la Agrupación de Tropas Soviéticas que participaría en la Operación Anadyr. El comandante Raúl Castro viajó a Moscú del 3 al 16 de julio y, entre otras cosas, reiteró el criterio del Comandante en Jefe Fidel Castro, de hacer público el acuerdo militar cubano–soviético como acto soberano entre dos estados. No obstante, la parte soviética insistió en mantener la operación en secreto, algo imposible de lograr debido a su envergadura y al sobrevuelo sistemático de la aviación de exploración norteamericana sobre Cuba.
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