CIUDADES DE QUINCE MINUTOS. Una idea interesante destruida por el catastrofismo climático.

El Futuro de la Socialdemocracia CIUDADES DE QUINCE MINUTOS. Una idea interesante destruida por el catastrofismo climático. 1. No está nada claro que el proyecto de las “ciudades de quince minutos” sea realmente lo que nos dicen. La idea surgió como un modelo de ciudad en el que todo tipo de servicios estuvieran cerca de las viviendas de los ciudadanos, impulsando entornos comunitarios más humanos. Un concepto difundido por el urbanista colombiano Carlos Moreno en su obra “La revolución de la proximidad”. El que esta idea se haya vuelto polémica parece, en principio, sorprendente. Sin embargo, la desconfianza al respecto de un importante sector de los ciudadanos es evidente. 2. El conflicto ha estallado, por un lado, por el sorprendente surgimiento de propuestas de “ciudades de quince minutos” de forma simultánea por todo Occidente. Por otro lado, por la aparición de corrientes críticas que atribuyen a estos proyectos objetivos de restricción de la movilidad, o incluso de control social, que tienen poco que ver con los fines iniciales de esta idea en el ámbito de la planificación urbana. 3. Lo cierto es que atribuir objetivos de restricción de la movilidad a las ciudades de quince minutos ha dejado de ser una especulación a partir del estallido de las protestas sociales en Oxford contra las ciudades de quince minutos y, en concreto, contra los “filtros de tráfico”. Destacamos dos párrafos de las políticas aprobadas en la ciudad de Oxford y Oxfordshire, su comarca: “Los residentes en Oxford y en algunas áreas contiguas a la ciudad podrán conseguir una autorización que les permitirá circular a través de los filtros de tráfico hasta 100 días al año. Los restantes residentes de la comarca de Oxfordshire podrán conseguir una autorización que les permitirá circular a través de los filtros de tráfico hasta 25 días al año”. 4. Significativamente, en la propuesta de Oxfordshire no encontramos objetivos de política urbanística destinados a conseguir “barrios con todo tipo de servicios” sino algo muy distinto. Fundamentalmente, objetivos de reducción de emisiones. 5. Esto significa que nos encontramos ante una verdadera ceremonia de la confusión, premeditada o no, entre dos políticas con contenidos y finalidades radicalmente distintos. Por un lado, el proyecto original tenía como objetivo conseguir barrios con todo tipo de servicios, a través de la inversión en dotación de servicios y equipamientos. Se trataba de políticas urbanísticas destinadas a mejorar la calidad de vida en las ciudades. Por otro lado, proyectos como el de Oxfordshire, pretenden básicamente la reducción de emisiones a través de restricciones a la movilidad. Son políticas medioambientales, destinada a hacer frente al cambio climático. 6. Desde la perspectiva de los intereses de los ciudadanos, la confusión entre ambos proyectos es indignante. Detrás de ello nos encontramos, en algún caso, la distorsión de estrategias urbanas, quizás bien intencionadas, atribuyéndoles objetivos restrictivos que tal vez no están en la mente de sus proponentes. Por otro lado, es evidente la manipulación de quienes, apoyándose en ideas de mejora urbanística, en realidad parecen pretender establecer restricciones a la movilidad, supuestamente por razones climáticas. 7. Una vez más, nos encontramos ante la confusión generada en los ciudadanos por la irracionalidad posmoderna que ha inundado Occidente desde los años 90. Irracionalidad que ha destruido la racionalidad original del movimiento feminista y del movimiento ecologista y aplicada en este caso a la defensa del medio ambiente a través de las políticas de reducción de emisiones. Irracionalidad, como es habitual, generada a través del catastrofismo medioambiental, sistemáticamente inyectado desde las élites corporativas occidentales. 8. Este catastrofismo medioambiental hace imposible el análisis racional de cualquier propuesta y parece justificar cualquier política, por destructiva o disparatada que sea. Como reacción, acaba induciendo a cada vez más ciudadanos a desconfiar de cualquier política o propuesta que se sustente en la necesidad de “salvar el planeta”. 9. Las ciudades de quince minutos, como proyecto urbanístico de mejora de la calidad de vida de los barrios, son, sin duda, una interesante idea. Una interesante idea que está siendo destruida por el catastrofismo medioambiental y por la creciente desconfianza ciudadana frente a la sumisión de la clase política europea a las estrategias de las grandes corporaciones. PDF:
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