Beethoven, Sonata para Piano 11, p. 2 | Las Cuerdas de la Misericordia

Álbum: *La oración por la misericordia más allá de los límites* La música de Beethoven es la oración por la misericordia más allá de los límites: “¡Padre, en el mundo hay tanto mal! Pero Tú eres ilimitadamente misericordioso. ¡Cifro mi esperanza en Tu misericordia infinita! La has mostrado a miles de elegidos arrancándolos de las garras de la muerte en campos de concentración, cámaras de gas... Algunos no consiguieron salvarse, pero también ellos hallaron la es posible, elimina los dolores insoportables en el mundo. ¡Haz la vida humana luminosa y beata como Tú eres, Padre nuestro solar, ¡nunca oscurecido por el mal!”. *La cuerda de la Misericordia* Mozart y Beethoven son ejemplo de la genialidad, y no solo de la musical. Mozart, el gran Amor. Beethoven, la gran Misericordia. Dos candiles de la 84ª civilización que guiarán a la humanidad hacia la luz de la nueva Edad de Oro, con el triunfo del Amor y la Misericordia. Solo se puede llamar genio a aquel que venció en sí mismo el narcisismo libertino y es capaz de abrirse a otra esfera; aquel que ha visto la cruz del prójimo; aquel que ha hecho de la misericordia su tema principal. La genialidad es compatible únicamente con la misericordia y el amor. Una persona que crea pero que es indiferente a la Misericordia, no puede ser un genio. Pasternak, Voznesenski, Ajmadúlina, Schnittke, Scriabin solamente tienen talento. Tsvetáyeva (con su entonación trágico-pasional), Klyuyev, Mandelshtam, Beethoven, Tchaikovsky, Rachmáninov son genios. La cuerda de la Misericordia suena en el univérsum mundial y toca la fibra sensible. La estructura musical del trono beethoveniano restablece la hipóstasis del ser teohumano, transubstancia al adamita en un serafita, ayuda a entrar en las elevadas vivencias del Logos musical que no pueden ser experimentadas dentro de los ‘acuarios humanos’. Por mucho que los adamitas naden en ellos cual simpáticos peces de río, no podrán alcanzar las esferas espirituales que milagrosamente emanan fragancias en los campos elíseos del Elíseo beethoveniano. *Los adagios pasionales de Solovkí* Beethoven visitaba las islas de Solovkí junto a la Madre Divina y hacía sonar sus adagios. ¿Qué mensaje transmiten? Que lo pasional es el sentido de la encarnación en la Tierra. No evites el sufrimiento, la soledad, la inadecuación, el desierto, el menoscabo, el abandono, la traición, los estados en los que no te sientes correspondido ni puedes expresarte bien... ¡No lo evites! —¿Cómo no evitarlo? Pero entonces, ¡¿dónde está el amor?! ¿Acaso no vine para conocer “un amor superior al que está en los cielos”? ¿Es que Dios me ha engañado? ¿Cómo puede ser compatible su amor paternal con la injusticia indignante? ¿Cómo puede admitir el Padre que sus hijos pasen sufrimientos insoportables? ¡Rechazo a un Padre así! —Espera —dice la Sabiduría por la boca de Beethoven—. Para entrar en el Amor Más Allá de los Límites, hay que pasar el Pasional: ser privado de lo que es más querido (prójimos, esperanzas, expectativas personales, talentos, la vida)... El hombre es privado de sí mismo. Pero la vida no termina con esto. —¡No-no-no! ¿Qué sentido tiene? ¿Cómo he acabado en Solovkí? Aquí no hay más que mal. ¡Qué injusticia tan indignante! ¿Por qué? Que yo sepa, no soy culpable de nada... —Sí, —dice Sofía Pronoia—, tú no tienes la culpa de encontrarte en Solovkí y de morir en tres meses como el último preso. Y cuando dejen tu cuerpo desnudo sobre la carreta, antes de llevarlo al cementerio, romperán tu calavera con un hacha para asegurarse de que has muerto de verdad. —No entiendo nada, —el hombre levanta sus brazos... y después de una profundísima crisis, anegado en lágrimas, escucha la música. Suena desde allí, desde lo profundo del sufrimiento humano más elevado que conoció Beethoven, el gran cristo musical. Su sordera y su soledad fueron su forma de compartir la cruz omnihumana. Y, paradójicamente, derramó el consolaméntum musical, el consuelo a través de la música. Solo esta música es suficiente para concebir el sentido de la existencia. En Solovkí, en medio de un sufrimiento más allá de los límites que ningún hombre puede soportar por naturaleza, ¡se revela el amor más allá de los límites! La muerte es un sumatorio. En ese momento no se hace un simple resumen formal de la vida (quedándose dentro de los marcos del juicio judeocristiano o del karma hindú). En el momento del Tránsito, el alma experimenta el derramamiento de una gracia más allá de los límites y la revelación más elevada sobre el sentido de la encarnación en la Tierra. Solo el que ha pasado la muerte y la ha vencido puede escribir una música así. Solo el que ha pasado la muerte y la ha vencido puede interpretarla. Libro, EL PIANO COMO ORFEÓN III. La interpretación según la partitura interior.
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