EL POPULISMO CONSERVADOR

EL POPULISMO CONSERVADOR 1. Entendemos por populismo conservador el conjunto de movimientos surgidos durante los últimos años en Occidente que, desde una perspectiva conservadora, cuestionan determinados aspectos de las estrategias del capitalismo posmoderno. 2. Recordemos que este cuestionamiento se está produciendo desde tres ámbitos fundamentales: A) Desde los países emergentes y en desarrollo, que rechazan de forma cada vez más rotunda la cultura y valores del corporativismo posmoderno B) Desde el populismo conservador que analizamos en este documento C) Desde la izquierda emergente, en la que incluiríamos a la socialdemocracia de Eslovaquia y otros países, la izquierda de Wagenknecht en Alemania o el movimiento demócrata de Robert Kennedy en Estados Unidos. 3. El populismo conservador dio un gran salto adelante en 2016, con la candidatura presidencial de Donald Trump. Otros movimientos europeos han avanzado en dirección similar, llegando algunos al gobierno de forma directa, como ha sucedido, por ejemplo, en Italia, Hungría o Polonia o a través de coaliciones en varios países. 4. El empuje de estos grupos se basa, en buena parte, precisamente en las políticas del capitalismo posmoderno (posmofeminismo, catastrofismo climático, manipulación de minorías o migraciones masivas). La evidencia de la destrucción social generada por estas políticas y de lo absurdo de las mismas es un caldo de cultivo excelente para cualquier opción electoral que se atreva a cuestionarlas abiertamente. 5. Esta realidad nos debe llevar, lógicamente, a evitar posicionamientos reactivos que, en el afán por cuestionar estos movimientos populistas conservadores, nos lleven de forma irreflexiva a apoyar las políticas neonazis del capitalismo posmoderno. 6. Porque si nuestro objetivo es rechazar la “extrema derecha”, debemos recordar que, sin duda, mucho más extremas son las políticas corporativas sumisamente apoyadas por los grupos “políticamente correctos” y basadas en estrategias corporativas de inspiración neonazi que incluyen objetivos antinatalistas de reducción de la población, el transhumanismo o la manipulación y el control social en favor de las grandes corporaciones. 7. Como en cualquier posicionamiento político, ante el populismo conservador también el ciudadano debe intentar ser lo más objetivo posible. Por un lado, no tiene sentido marginar a estos movimientos por su supuesto radicalismo cuando los grupos “políticamente correctos” son, en realidad, ejecutores de políticas y estrategias corporativas sensiblemente más radicales y antihumanas. 8. Pero ese rechazo del corporativismo posmoderno no convierte al populismo conservador en un grupo “defensor de los ciudadanos”. Es perfectamente posible que ese rechazo de las corrientes posmodernas sea, en ciertos casos al menos, una estrategia corporativa alternativa para ocupar también espacios alternativos. Algo que, si atendemos a la realidad histórica, no es un movimiento en absoluto descartable dentro de las estrategias corporativas. 9. Por supuesto, hay algunos elementos a tener en cuenta. Por ejemplo, en qué medida, a pesar de cuestionar las estrategias corporativas en el ámbito sociocultural, se someten o no a las mismas en el ámbito socioeconómico. Esto puede ser un indicador relevante de qué intereses están realmente defendiendo. 10. Otro indicador de gran interés es el de las propuestas alternativas a las corrientes posmodernas que rechazan. Es importante analizar en cada caso si ese rechazo es más o menos visceral, si en ese rechazo se respetan o no los derechos básicos de las personas afectadas, o si en ese rechazo se evita poner sobre la mesa los intereses corporativos que laten detrás de esas corrientes del corporativismo posmoderno, como la disposición masiva de mano de obra barata o la apropiación de recursos públicos. Éste es un documento elaborado por EKAI Center dentro del Proyecto GOGOZ, siguiendo la metodología de consenso HURBIL. Gracias por tu interés. Sigue con nosotros. PDF:
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