La suerte del difamar

Desde las fiscalías cuando son corruptas, los fiscales se arman de informes “ad hoc” elaborados por funcionarios de policía o guardia civil, incluso de los propios fiscales para con argumentos extravagantes y ajenos a criterios jurídicos desprestigiar al denunciante para por esa vía restarle crédito. A Alberto Royuela el fiscal Mena lo ponía de perturbado, incluso mandó que un psiquiatra emitiera en juicio un parecer en el sentido de hacerlo pasar por loco. Ya directamente los propios fiscales emiten dictámenes de enajenación mental sobre denunciantes para inducir a archivar diligencias donde ellos están denunciados.
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